El acontecer político dominicano entra desde este momento en una fase progresiva de agitación política partidaria como nunca antes.
A partir de ahora a lo interno de los partidos y organizaciones políticas tradicionales comenzarán a verse con más intensidad los aprestos, movimientos y actividades internas, a los fines de definir sus estrategias de cara al nuevo torneo electoral que se avecina.
Planteado esto entonces, la sociedad dominicana debe irse preparando para ver y escuchar desde los partidos políticos todo género de cosas, desde infamias hasta irracionalidades.
De igual manera, escuchar discursos orientados a desacreditar a los árbitros e instancias que tienen que ver con la organización y el arbitraje de las próximas elecciones del 20 de mayo del 2020.
Es cierto que son unas elecciones complejas, que son miles de cargos electivos que estarán en disputa, y que por consiguiente, son muchos y diversos los intereses que estarán dispuestos hacer lo que sea con el propósito de imponerse o imponer los suyos.
Ahora bien, se hace oportuno recordarle a todos los actores y sectores políticos que de una u otra manera tendrán participación en el referido proceso, que deben mantener la calma, la sensatez política e inteligencia emocional suficiente para que todo se lleve bien.
En este momento de tantas amenazas y presiones internacionales, no hace falta provocar o incorporar un ingrediente que pueda dar al traste con el avance y el progreso que ha venido experimentando el país en los últimos decenios.
De manera que, es menester, saber y comprender que luego de las elecciones del 20 de mayo 2020 el país tendrá que seguir marchando y que por más que se quiera no va a colapsar la nave de febrero.
Cada quien que haga sus actividades y se mueva de manera normal, eso sí, sin desconocer desde luego el debido proceso y las reglas que impone la democracia. Más nada.