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Los niños no mienten: por calibrar motor todos termina en el Darío Contreras Por Genris García

SANTO DOMINGO ESTE:- Una familia completa terminó este Viernes Santos en el Hospital Doctor Darío Contreras, donde la madre es enfermera, su esposo espera cirugía, pero su hijo, alegadamente calibró su motocicleta con su mujer y dos hijas.

Es la historia de un joven soldado militar, quien se deslizó en su motocicleta momentos después de salir del centro de salud, a dónde lo devolvió el Sistema de Emergencia 911.

Juan Arturo Sánchez Rosario, de 27 años, raso del Ejército Dominicano visitó el Darío Contreras para dejarle RD$500.00 pesos a su padre Arturo quien este lunes deberá ser sometido a una cirugía en una de sus piernas. Estaba acompañado de su mujer, Perla Alvarado, 23 años de edad, Perla de seis y Génesis de dos.

Su madre, Cristina es enfermera en el área de cirugía del hospital desde hace muchos años y supuestamente se había ido a la casa luego de amanecer trabajando.

¿Qué pasó?

Luego de ver a su padre pasado el mediodía el joven militar que vestía de civil, su mujer y sus dos hijas retornaban a su hogar en el sector de Invivienda.

Pero en la avenida Coronel Fernández Domínguez (antigua Pista de San Isidro) a Juan Arturo alegadamente se le ocurrió “calibrar” su motocicleta próximo a la tienda “La Sirena”.

El militar, que no usa casco protector, terminó deslizándose en el pavimento cuando el guardalodos le trancó la goma delantera.

Curado y despachado el militar teacher rojo, sigue el peligro y miren como va en moto en su casa

De inmediato fueron socorridos por un equipo de paramédicos del Sistema de Emergencia 911 que luego de estabilizarlo y cubrirle las laceraciones sufridas lo trasladó de vuelta al Darío Contreras.

Se puso bruto el hombre

El raso del Ejército Sánchez Rosario bajó espantado de la ambulancia del 911, miraba a todas partes y no le perdía la vista a sus pequeñas.

Ya en la sala de Triage (proceso de valoración clínica preliminar que ordena a los pacientes antes de la valoración diagnóstica y terapéutica completa) suministró su nombre a la doctora que lo recibió, el de su esposa e hijas.

Uno de los reporteros que da cobertura a los hechos escuchó cuando la pequeña de seis años dijo que su padre “calibraba el motor”.

Lo que le ganó la reprimenda inmediata del padre con voz de mando.

A pocos minutos se presentó la sargento mayor Pascual González a recolectar los datos del accidentado como es de rigor. Un seguridad que observaba la discusión dijo “se puso bruto el hombre”.

Pero ahí se armó

Le dio su nombre y de inmediato dijo que él era militar y que no tenía que decir más nada porque ya había dado sus datos a la doctora y al reportero.

Ante la insistencia del suboficial de Policía el soldado aplicó el mando a su mujer e hijas y dijo que se marchaba del hospital.

Una joven del servicio de mantenimiento que ya sabe cómo manejar con estas situaciones lo convenció de que se quedara por sus hijas y su esposa.

El personal médico, paramédico y de seguridad observan al brabucón que tampoco mostraba su identidad.

Le aplicaron los rangos

La situación llegó hasta el doctor Luis Cabrera encargado de Emergencia, quien además es coronel.

Cuando Cabrera le ordenó que se identificara el soldado se volvió dócil y mostró su carnet, pero ya le salía lo suyo por faltarle el respeto a una agente de Policía y además mujer. Momentos después se observó a un joven del servicio de inteligencia del Ejército (J-2) conversando tranquilamente con el militar que momentos antes estaba agrio.

En la emergencia del hospital el hombre se puso bruto

El incidente provocó que la madre del soldado Sánchez Rosario, la enfermera Cristina volviera al hospital antes de lo previsto.

Ya su hijo estaba tranquilo, a su yerna le había hecho quitar las pinzas que sostenían sus trenzas para realizarle estudios en la cabeza y las niñas no parecían tener lesiones de importancia.

Lo que sí está confirmado es que todos dejaron parte de su piel en el pavimento, aunque su esposa Perla negó que este estuviera “calibrando el motor” como dijo su pequeña hija.

Al final, el incidente quedó entre familia y el soldado Sánchez Rosario volvió a su casa literalmente guindando y con los pies en el aire en la cola de un motor junto a otras dos personas, corriendo riesgos de volver al Darío Contreras.

FUENTE: vigilanteinformativo.com