Por Alberto Quezada
La tesis de que un sector importante del Departamento de Estado de los Estados Unidos tiene dentro de su agenda inmediata desalojar a como dé lugar al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) no ha caído bien.
Este planteamiento para algunos sectores amigos del peledeísmo resultó una afirmación muy categórica y exagerada del autor de este trabajo dado el hecho de que a su decir las relaciones políticas entre esas dos naciones están de maravillas.
En otras palabras, no cayeron bien las reflexiones, no agradaron los argumentos, en conclusión no quedaron complacidos con la sana advertencia que encierra el planteamiento.
Pero como nosotros no actuamos en el ejercicio periodístico para agradar ni complacer a nadie, me permito explicar las razones que me hacen concluir de esa manera, tal y como prometí en la entrega anterior. Vamos arriba.
La primera razón, el dilatado ejercicio en el poder del PLD a los Estados Unidos no le agrada ya que los resultados obtenidos de los puntos de agenda encomendados no han avanzado lo suficiente, dígase, agenda de las minorías, Haití-RD, Código Penal, transparencia.
Segunda razón, el establecimiento de negociaciones de contratos de obras públicas y civiles de gran calado con empresas ajenas a los intereses norteamericanos.
Tercera razón, a su entender haber construido en el poder una maquinaria política, económico y militar, que ya no necesita de su ¨bendición¨ para mantenerse en la conducción del Estado dominicano.
Cuarta razón, el comportamiento independiente para tomar decisiones soberanas en el ámbito internacional que asumido el país en los últimos tiempos, sin tomar en cuenta la agenda geopolítica de coyuntura llevada a cabo por ellos.
En fin, existen otras razones pero que por asunto de espacio no puedo seguir enumerando.