El comportamiento de la magistrada Miriam Germán y el de los periodistas que intentaron entrevistarle a su salida del velatorio de Orlando Jorge Mera ha sido objeto de comentarios críticos para una y para los otros.
En nuestro caso he intentado respaldar a los reporteros, un oficio que ejercí por décadas y he criticado a la respetable dama porque no asumió una actitud asertiva.

Algunos opinantes, bocinas del gobierno que, por tanto, tienen que respaldar y reclamar respeto para la jefa de su pretendido Ministerio Público Independiente. Y se van de aquí para allá y de allá para acá para justificar sus argumentos.
Hubo un caso de alguien que exigió que los reporteros, en lugar de gestionar informaciones del día a día, optaran por otros géneros periodísticos como crónicas o reportajes. ¡Barbarazos/as!
Un reportero, de experiencias o sin ellas, sale cada mañana con diez y más puntos en su agenda de trabajo a buscar noticias. Los otros géneros como la crónica o el reportaje, exigen menos puntos en la agenda, tiempo exclusivo y otras condiciones de trabajo. Ramón Colombo, citado por algunos/as, hizo una vez una anécdota de cuando laboraba para Excélsior, ese famoso periódico mexicano que para su época se publicabas en tres ediciones diarias. Se le entregó una tarjeta de crédito con límite abierto para que le cayera atrás a Henry Kissinger, secretario de Estado de EU entre 1969 y 1967. Así lo hizo. Se hospedaba en los hoteles donde lo hacía ese funcionario, sobornaba su personal cercano, etc., para, cuando se le haga posible, escribiera sobre sus hallazgos. ¿Y así quién no?
Eso, para explicar la postura de unos/as teóricos/as que, contrario a como se aprende en la academia, se exhiben como los eruditos y con sus testimonios propios, tal cual narcisismo, como si los periodistas fuéramos noticia.
La pirámide invertida
La aplicación de la pirámide invertida y las famosas preguntas aquellas (quién, cómo, cuándo y por qué) como técnica para la redacción de noticias fue la misma aplicada por esos periodistas cuando fueron ejecutivos de diarios. ¿Por qué antes era buena y ahora no sirve?
Que unos medios y otros apliquen sus formatos, más bien en otras latitudes, también se corresponde con las características culturales y económicas de aquellos entornos.
Cada país tiene su coyuntura histórica en la cual discurre su existencia y desarrollo. La crisis de Haití, por ejemplo, tiene ciertas similitudes con la época post trujillista dominicana. Como me observaba un intelectual haitiano, la diferencia es que RD tuvo su ruptura con la revuelta de abril y a Haití le falta la suya para superar su extensa transición. Algo parecido sucede con el desarrollo del periodismo.
Los “insultos” de los periodistas
Al preguntar a una amiga sobre cuáles fueron los términos de los insultos contra la magistrada Germán, escribió las siguientes frases: “¿usted no puede hablar? ¿usted tiene problemas con la garganta?, «parece que es en la lengua que tiene problemas»
¿Hay lógica en esas observaciones ante alguien que no desee hablar o diga que no puede? Claro que sí. Más con alguien que ha vivido y ejercido su oficio en coordinación y con excelentes relaciones con los periodistas.
Los términos con los que los detractores de los periodistas defienden a la magistrada aluden a insultos, irrespetos y otras acciones lacerantes. ¡Por el amor de Dios!
¿Fue asertiva la reacción?
Una persona, que puede ser abuela, con más de tres décadas de edad y con tan dilatado ejercicio en el mundo de las polémicas, lo más lógico sería que frente a circunstancias tales, reaccionara con un consejo y hasta con una broma, ante unos jovencitos que le increpaban como tantas otras innúmeras veces a lo largo de su vida pública.
Una actitud asertiva tal vez implicaba una serenidad para exhibir una sonrisa, dispensar un consejo, un abrazo, etc., y no frases increpantes, cargadas de juicios de valor y que pudieron ser tomados como amonestaciones sugestivas.
