Por Midson Jean Batard
Hay una proporción muy elevada de los profesionales haitianos que viven afuera por la situación económica del país, los políticos y la burguesía haitiana nunca trataron de resolver este problema. Año tras año, los políticos no dieron una buena señal para que estos profesionales decidan regresar a su país. La situación política desde la caída del dictador Jean Claude Duvalier en 1986, se ha deteriorado hasta tal punto que un haitiano en 2018 es más pobre que un haitiano de 1986, si tomamos en cuenta el salario nominal y el salario real de un obrero haitiano.
Durante el reino de los Duvalier, muchos intelectuales se fueron del país por la opresión que había. Ellos no pudieron expresar sus ideas, se fueron a residir en países como: Estados Unidos, Canadá, Francia, República Dominica y algunos países de África. Hay que recordar que Canadá es uno de los países que más se beneficiaron de esos intelectuales que dejaron Haití porque participaron en la famosa revolución pacífica de los canadienses en los años 60.
Después de la caída de Jean Claude Duvalier, varios profesionales que trabajaban en empresas públicas y privadas dejaron el país por temor a su vida y a sus familiares. Esa crisis afectó a todas las instituciones del país. Y podemos considera el periodo después de los Duvalier como un periodo de la mediocridad que tuvieron impacto negativo en las diferentes instituciones del país, porque los que reemplazaron en los ministerios y en las empresas, no tenían suficiente conocimiento y no tenían cultura de organización.
La generación del 86 es la base de esa situación complicada que estamos viviendo en la sociedad haitiana de hoy, una gran parte de los líderes de esa generación ocupa diferentes puestos en las instituciones públicas y trabaja a favor de la burguesía en contra de la población más vulnerable. Hoy en día, un haitiano inteligente y bien educado, es visto como una amenaza porque los políticos y la burguesía temen a los que tienen conocimiento. Eso se refiere en el presupuesto nacional donde el poder ejecutivo y legislativo tienen más dinero que el ministerio de educación.
Hay otros aspectos que tenemos que tomar en cuenta, donde los poderes imperialistas están buscando las personas más inteligentes para el crecimiento de su economía en todos los países del mundo, porque hoy en día, mientras una sociedad tiene más recurso de personal bien educada, más puede competir en el mercado internacional. Por eso, los imperialistas con el apoyo de las burguesías locales, crean situación de tensión en muchos países del mundo, incluyendo Haití para sacarlo de los profesionales más brillantes que tienen y al mismo tiempo crear una nueva clase de esclavos formada por inmigrantes en situación irregular, para trabajar en condiciones infrahumanas por un salario de miseria. Hoy en día, hay una cantidad enorme de profesionales haitianos que se encuentran en situación difíciles, en varios países de América y Europa.
Esa situación conviene mucho al Estado y a la burguesía haitiana que depende mucho de la diáspora, la cual está enviando remesas cada mes para sus familiares. Haití, no produce suficiente para responder a la necesidad de la población, lo que significa que el país tiene que importar casi 70% de lo que consume el pueblo y para la compra, se necesita dólares.
A nivel local, el pueblo no puede pagar ninguno tipo de impuesto porque el salario es demasiado bajo y el Estado no cumple con ningún tipo servicio social. El haitiano más pobre tiene que pagar la educación, la salud y mucho más si tiene hijos, con un salario mínimo que equivale a 5 dólares americanos al día. Los profesionales con título ganan un promedio de 500 dólares mensual, depende la empresa que laboran. Con este salario, el profesional no puede comprar ningún objeto nuevo, sino todo usado que sale mayormente de los Estados Unidos. El mercado de los materiales usado de cualquier tipo, es muy famoso en Haití.
La burguesía haitiana solamente compra y vende, pero no invierte en casi nada en el país. El pueblo haitiano no tiene acceso a un buen transporte, no hay un buen hospital, los que hay son muy caros y no tienen un buen servicio, no hay una universidad de calidad la cual tiene una buena biblioteca, un laboratorio y los centros técnicos que hay son insuficientes para una población de casi 11 millones de habitantes. La falta de todo eso, es una oportunidad para que se invierta en la economía del país, pero el problema es que los bancos no prestan dinero a las personas que no tienen apellidos de los ricos o que no tiene color. A demás los bancos tienen una tasa de interés tan alta que mata a todo tipo de iniciativa económica que pudiera tomar la clase media.
Todo es lujo en el oeste de la Isla, hasta comer bien. Ir en un restaurante que respeta una poca condición sanitaria cuesta caro, es decir que los platos varían entre 15 y 20 dólares más el impuesto. Haití en este momento no tiene ni una sala de cine, ni un espacio de distracción para los niños y los jóvenes. En cuanto al alquilar de una casa, es otro problema para los jóvenes haitianos que quieren casarse. En la capital haitiana, vivir en casa decente, como un profesional, te cuesta entre 4 a 5 mil dólares al año, depende la zona, por eso hay una proporción muy elevada de jóvenes haitianos que a los 30 años viven todavía en la casa de los padres.
A demás de los problemas antes mencionado, se ha desarrollado una rivalidad entre los haitianos que viven en el país y los que salen a afuera. Hay un miedo a esos profesionales que han realizado sus estudios en el exterior, que muchos de los nacionales creen que ellos van a tomar sus empleos porque son más preparados. La burguesía haitiana tiene este mismo miedo frente a la diáspora, la cual está bien preparada y tiene dinero para invertir, pero la burguesía siempre usa estrategia ilegal, o sea robar terreno comprado por la diáspora, y amenaza de todo tipo para impedir el retorno de la misma.
Regresar a Haití no debe ser un discurso o un artículo escrito en un papel, el Estado haitiano tiene que enviar una señal positiva donde los jóvenes puedan participar en el desarrollo del país. Sacar a los senadores y a los diputados en la gestión de las empresas pública y los ministerios porque ellos secuestran a esas instituciones. Ningún profesional puede trabajar en una empresa pública sin tener un padrino, mayormente son los parlamentarios. Para las mujeres son mucho más complicadas porque los oficiales les piden en cambio una relación sexual.
Para los profesionales haitianos que salieron a la República Dominicana hay un bloqueo, la situación es mucho más complicada para los que estudiaron Medicina. Ellos no pueden realizar sus pasantías y les impidieron el acceso a los centros hospitalarios. Por tales razones muchos profesionales haitianos que estudiaron Medicina en República Dominicana, no regresan al país, prefieren residir en Ecuador, Chile, Brasil y España aunque el país necesita los médicos porque por cada 10 mil haitianos, hay un médico, la mayoría está concentrada en el departamento oeste, es decir la zona rural haitiana casi no tiene médicos.
Frente a esta situación, el país necesita una revolución drástica para que el pueblo pueda tener acceso a los servicios de base y que cada profesional que desea quedarse en su país lo haga sin miedo. El pueblo está pidiendo a los hermanos de América Latina ayuda tal como hizo Bolívar a Petión, para combatir a los nuevos colonos que agarran toda la riqueza del país.
licbatard@gmail.com