El crimen organizado no duerme, asecha de manera permanente a los estados y a los gobiernos, con el propósito siniestro de corromperlos, controlarlos e incluso sustituirlo.
El objetivo fundamental de ese odioso mundo es imponer sus oprobiosas y despreciables reglas de juego a sangre y fuego, no importa que para ello tengan que hacer colapsar la civilización cristiana.
Esa máquina de fango, con sus cuatro actividades delictivas fundamentales a cuesta, el narcotráfico, falsificación de productos, tráfico de personas y venta ilegal de armas; mueven recursos económicos anuales que si no se le pone atención en poco tiempo dominaran el mundo.
Para que tengamos una idea, según la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), en su informe del 2017, el crimen organizado internacional gasta anualmente seis veces más de lo que se invierte en el mundo para el desarrollo mundial, llegando a la astronómica cifra de US$ 870.000 millones aproximadamente.
La publicación estableció, además, que el dinero utilizado por las bandas internacionales que se mueven en ese mundo de las tinieblas en total equivale al 7% de las exportaciones mundiales o el 1,5% del PBI mundial.
Pero más aún, oigan esto, sólo la actividad del narcotráfico maneja alrededor de US$320.000 millones anuales, siendo la cocaína la que mayor ganancias aporta con US$85.000 millones, destaca el citado el estudio del organismo internacional.
Ese es el cuadro, es mucho dinero y parte de ese capital ilícito generado por esas actividades ilegales está disperso por el mundo buscando la manera de limpiarse, no importe a quien se lleve por delante.
Entonces mirando este fenómeno nocivo para la sociedad global, me asalta la siguiente interrogante: ¿De esa cantidad de dinero que mueven esas actividades delictivas del crimen organizado en todas las latitudes, de manera especial el narcotráfico, ¿cuál será la cantidad que se mueve en la República Dominicana?…