
Santo Domingo:- La guagua con los periodistas y camarógrafos tenían previstos salir a las ocho de la mañana, pero no fue hasta las nueve, esperando al que no ha de llegar, cuando se dispusieron coger carretera rumbo a «Josesito», en Bonao, provincia Monseñor Nouel, donde los aguardaban el diputado José Antonio Fabián (PLD) y su esposa, Emiliana Corona, dos buenos anfitriones.
Ya en la ciudad de Bonao y luego de perder el rumbo, Santo Castro, coordinador del viaje se comunicó con el legislador para darles una ubicación, llegando minutos más tarde al punto acordado, su esposa, tiempo que aprovecharon para esperar a Mary Carmen Rojas, y dirigirlos hasta la finca a la que llegaron tras cruzar un puente de unos cien metros sobre el río Yuna.
Bultos, pantalones cortos y trajes de baño, los chicos de la prensa, junto a la anfitriona, caminaron unos 600 metros bordeando el río, ya todos sudados, llegaron a la casa campestre del diputado. Un palacio con piscina, jacuzzi y ganado en medio del campillo, que está adornado por árboles frutales.
Entre presentación, tragos y cuentos, los anfitriones y los comunicadores les dieron las once y media de la mañana, tiempo que llamaron a entre mes alimenticio, con pavo y pollo horneados con yuca y pan, todos degustaron el rico manjar, las mujeres a sus cuentos y los hombres algunos a sus juegos de dominó y billar. En el dominó Manuel y Monterito hicieron trampas en los conteos por eso ganaban con frecuencia a sus oponentes.

En fin todo un pasadía en familia de ambos lados, pero la atracción de la velada, fue el senador, un perro campestre pero cariñoso y de calidad, que tiene la pareja de esposos legisladores.
El senador es cariñoso y en honor de eso, le dio tanto cariño a Lilliam Mateo, que la periodista, casi deja su esposo por el idílico amor que le confesó senador entre bravíos y besitos.
Ya a eso de las tres de la tarde y luego de que el diputado Fabián, hiciera un recorrido por toda la finca con algunos de los periodistas; de regreso a la casa campestre, sonaron los calderos y cucharones anunciando un salcocho de tres carnes tipo bufete, en los que cada quien cogió la cantidad deseada, ah, y con segunda vuelta y todo.

Una hora más tarde, el llamado obligado en ese tipo de eventos, la piscina en las que todos se dieron un chapuzón casi hasta caer la tarde. Ah, los periodistas de televisión, acompañaron al legislador al Jacuzzi donde entre copa y copa, casi olvidaban el tiempo de regresar a casa, que ocurrió pasada las ocho de la noche.
No sin antes agradecer las buenas atenciones de los Fabián, los que quedaron en dar una segunda vuelta a la invitación. El grupo dio las gracias a Bolívar, conductor del autobús institucional de la Cámara de Diputados, así como al personal de la casa campestre. Oh, de regresó hubo un atasco o tapón en el puente peatonal, debido a que los productores de cerdos usan el viaducto para cruzar de aquel lado del río, causando la risa entre los comunicadores.